miércoles, enero 16, 2008

El verano inexplicable.

Por un lado el verano es increíble y nos trae momentos gratos como también siempre ocurren las mayores tragedias . Un recuerdo añejo fue el choque de trenes en el sector de Queronque el año 86, un episodio desastroso que nunca lo olvidé a pesar de no estar involucrada física ni emocionalmente. Ahora estamos viviendo la pérdida humana y material en el incendio en el Cerro La Cruz. Unos cuantos ahogados en el mar y en piscinas, intoxicaciones alimenticias que aumentan con el calor, choques por imprudencia de conductores y así podría seguir enumerando situaciones.

Sin embargo, el fin de semana fuí testigo de un hecho accidental de una niñita argentina que hasta hoy de solo acordarme de esos minutos se me pone la piel de gallina.

Esta pequeña junto a un grupo de amigos cavaba un hoyo profundo en la arena mientras sus padres miraban alrededor. En cosa de segundos vino una ola y la dejó totalmente tapada con el resto de arena sacada de la profundidad. Su madre comenzó a gritar por una pala cuando como rayo aparecieron los salvavidads y con ayuda empezaron a remover la arena sin lograr encontrarla. Esos minutos fueron interminables, ya que la niñita no aparecía . Cuando la desesperación nos tenía atónitos aparece una manito y comienza a mover sus dedos, aún su cara estaba enterrada, como explicaba el salvavidas tampoco podían tirarla, porque le podían producir una fractura. Al fin, lograron sacarla y reanimarla , por supuesto toda su familia en estado de sicosis entre niños adultos y los que por casualidad estabamos al lado en estado de shock post traumático.

En vista de este accidente y menos mal sin muerte, porque poco faltó, en forma bien humilde con los niños es mejor ser exagerado, en el caso de los clásicos hoyos ¿quién no jugó en la arena? estar hiper alertas y no permitirles que los hagan tan profundos, porque en segundos podemos tener una tragedia y estropear las vacaciones y la vida. Nadie está libre de un accidente, pero si podemos evitarlos mejor actuar que pecar de negligente.